lunes, 19 de diciembre de 2011

Cayetano Martínez de Irujo...y la comunicación

Hace casi una semana de la emisión del archiconocido (sobre todo a través de las redes sociales) reportaje de Jordi Évole. El espacio quiso describir la realidad de las subvenciones a los jornaleros andaluces, y contó con la participación de Cayetano Martínez de Irujo, cuyas declaraciones incendiaron los titulares de los medios de comunicación.

Con independencia del mensaje arrojado por el portavoz de la Casa de Alba, he querido analizar el cómo se realizó la entrevista, desde un punto de vista meramente periodístico:

  • El primer error que comete Cayetano Martínez de Irujo es en la gestión del papel en la entrevista. El Conde de Salvatierra interviene en el reportaje como gestor y portavoz de la Casa de Alba, pero se refiere a miembros de la familia como "mi madre" o "esta es la casa de mi hermana Eugenia". Debió mantener el papel de portavocía de la Casa de Alba desmarcándose de toda relación de parentesco con los integrantes de la misma. Pongamos el ejemplo de la Casa Real española: en el tradicional discurso de Navidad del Rey, éste se expresa de esta forma "la Reina se une a mis felicitaciones", "los Príncipes de Asturias..".
  • La comuniación no verbal es de suma importancia. Durante la práctica totalidad de la entrevista, Cayetano Martínez de Irujo permaneció con un lenguaje corporal a la defensiva (brazos cruzados).

Fotografía de El Mundo.es

  • La risa, los chistes. Las entrevistas de Jordi Évole son audaces y ágiles, pero también se prestan a momentos distendidos y de humor. El entrevistador debe saber manejar estos momentos y aprovecharlos ya sea con una tímida sonrisa o, ¿por qué no?, una sonora carcajada. El Conde de Salvatierra no supo acertar en estos momentos y fue a destiempo en la mayoría de las ocasiones. Hay que saber reírse...pero también cuándo reírse.
  • Partiendo de la base de que nada (o casi nada) en la televisión se deja a la improvisación, la escenita de Cayetano Martínez de Irujo saliendo del coche y la cámara del programa de La Sexta grabando la conversación con los empleados se entiende como un error grave (por no decir patochada). Nunca el entrevistado debe llegar tarde a una entrevista. Nunca debe de perder de vista al periodista que va a realizar, ya que desde el minuto cero, éste comenzará a memorizar, analizar y posiblemente, publicar, cualquer tipo de información y/o comentario que recoja. Y nunca, suponiendo que todo era un paripé acordado por ambos protagonistas, el entrevistado (o el departamento de comunicación de la entidad a la que representa) debe olvidar el mensaje que desea lanzar.
  • ¿Cómo es posible que una institución tan importante y tan expuesta a los medios de comunicación y al público no tenga un departamento de comunicación? Asumo la ausencia de ese equipo, ya que la simple idea de que un colega haya permitido un trabajo de este tipo....me horripila.

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